Según destaca Paulo Twiaschor, el uso del BIM (Building Information Modeling) no debe limitarse a la planificación y ejecución de obras. Su aplicación en el mantenimiento de edificios es capaz de prolongar la vida útil de las construcciones, reducir costes operativos y garantizar una mayor eficiencia energética. Esta perspectiva amplía el valor del BIM, transformándolo en una herramienta estratégica para todo el ciclo de vida de un proyecto.
La importancia del mantenimiento integrado al diseño
Históricamente, el mantenimiento de edificios se trataba como una etapa secundaria, realizada únicamente cuando surgían fallos. Con el BIM, este escenario cambia: desde la fase de diseño es posible integrar información sobre sistemas hidráulicos, eléctricos, estructurales y de climatización. Esto facilita el rastreo de componentes, optimiza cronogramas de mantenimiento y reduce la necesidad de intervenciones de emergencia.

El modelo digital concentra todos los datos relevantes de la edificación, permitiendo a los gestores tener una visión amplia y detallada de cada elemento constructivo. Esto garantiza decisiones más rápidas y precisas, además de evitar desperdicios durante reparaciones o sustituciones. De acuerdo con Paulo Twiaschor, esta integración entre diseño y operación representa un avance significativo, ya que hace que la gestión de edificios sea más eficiente y menos susceptible a imprevistos.
Reducción de costes operativos y eficiencia energética
Uno de los mayores beneficios del BIM en el mantenimiento es el ahorro de recursos. El uso de modelos digitales permite prever el rendimiento de los sistemas, identificar cuellos de botella y proponer mejoras basadas en simulaciones realistas. De esta forma, es posible reducir gastos de energía, agua y suministros, alineando eficiencia operativa y sostenibilidad.
Asimismo, al centralizar la información en una única base de datos, se evita la duplicidad de procesos y los errores de comunicación entre equipos. Esto significa menos retrabajo y mayor fiabilidad en los servicios prestados. Paulo Twiaschor subraya que el impacto financiero es notable: los edificios que adoptan el BIM para el mantenimiento pueden reducir los costes operativos hasta en un 20%, además de prolongar la durabilidad de equipos y sistemas.
Tecnología a favor del mantenimiento predictivo
Con el apoyo de sensores IoT integrados al BIM, el mantenimiento deja de ser únicamente preventivo para convertirse en predictivo. Esto significa que los fallos pueden identificarse antes de que ocurran, gracias al monitoreo continuo del rendimiento. Sistemas de climatización, ascensores e instalaciones eléctricas, por ejemplo, pasan a ser supervisados en tiempo real.
Este modelo reduce paradas inesperadas, aumenta la seguridad de los usuarios y garantiza mayor fiabilidad a los proyectos. Además, posibilita una gestión más sostenible, ya que el uso racional de recursos y la reducción de fallos evitan desperdicios. Según Paulo Twiaschor, esta sinergia entre BIM e IoT es uno de los pilares de la Construcción 4.0, ampliando la inteligencia operativa de los edificios.
Valorización patrimonial y atractivo en el mercado
Otro impacto relevante del BIM en el mantenimiento es la valorización patrimonial. Los inmuebles bien cuidados y con gestión eficiente tienen una mayor vida útil y se vuelven más atractivos para inversores, promotoras y usuarios finales. También es notable que las edificaciones con un historial digital detallado tienden a destacar en auditorías y procesos de certificación ambiental.
El resultado es un ciclo virtuoso: reducción de costes, aumento de la durabilidad y mayor valorización del activo. Esto refuerza la importancia del mantenimiento como parte estratégica de la gestión inmobiliaria. Paulo Twiaschor comenta que este enfoque no solo preserva el patrimonio, sino que también posiciona a los proyectos dentro de un mercado cada vez más competitivo y exigente en relación con la sostenibilidad.
El futuro del mantenimiento de edificios con BIM
La tendencia para los próximos años es que el BIM se consolide como estándar en el mantenimiento de edificios, especialmente en las grandes ciudades, donde la gestión de construcciones complejas exige precisión e integración tecnológica. Combinado con la inteligencia artificial, el modelo podrá prever escenarios, sugerir intervenciones e incluso automatizar decisiones.
Esta evolución contribuye a ciudades más inteligentes, sostenibles y eficientes, alineadas con las demandas globales de reducción de impactos ambientales y aumento de la calidad de vida. Paulo Twiaschor subraya que considerar el BIM como una herramienta continua, y no solo de diseño, es fundamental para el futuro de la ingeniería civil. Al integrar mantenimiento, operación y sostenibilidad, transforma los edificios en activos duraderos y resilientes.
Autor: Raymondo Murphey